Se
levantó con un extraño pensamiento “Nunca más volveré a verlo”. Y ahí estaba
ella sentada en la cama, paralizada, sin decir ni una sola palabra. Todavía su
cabeza no asimilaba lo que estaba pasando y el extraño pensamiento no
abandonaba su cabeza.
-
levántate cariño, ya es hora - escucha a lo
lejos que le dice una voz conocida
Ella
gira la cabeza, y allí estaba parada junto a su cama, la persona que había
estado cuidándola desde el accidente. Su gran amiga de la infancia, Roselin, la
que al pasar de los años se había convertido en una hermana para ella. La vio y
no pudo evitar notar en sus ojos una inmensa pena.
-
¿Dónde está? – preguntó
a Roselin esperanzada
-
Todo sigue igual – fue
todo lo que dijo Roselin como si intuyera la esperanza escondida detrás de la
pregunta – es hora de irnos
Roselin
se acerco a ella y la ayudo a ponerse en pie. Todavía podía sentir su cuerpo
resentido y se sorprendía de poder ponerse en pie. Siguió a Roselin hasta la
puerta y echo una última mirada a la habitación en la que había vivido durante
todo un mes. Debería sentirse feliz de poder regresar a su hogar, pero intuía
que un momento más doloroso estaba por venir.
No
notó el viaje hasta su casa, estaba ensimismada en sus pensamientos, notó en el
momento en el que el automóvil se detuvo y supo que ya no había vuelta atrás,
estaba allí y debía enfrentarse con su realidad, miro a través de la ventana
del auto y vio su hogar, en el que solo había pasado algunas noches, seis, para
ser exacta. Abrió la puerta, salió del
auto y empezó a caminar en dirección a la casa, se detuvo un instante, miro
hacia el auto y vio a Roselin sacar el equipaje.
“debo ayudarla” pensó, pero sabía que si
deshacía el camino recorrido no sería capaz de volver a
rehacerlo, dirigió nuevamente su atención hacia la casa y reanudo la marcha “es hora” pensó al detenerse junto a la puerta, abrió la puerta y sintió que la inundaba un aroma conocido, y de repente, como por arte de magia, se sintió en paz.
rehacerlo, dirigió nuevamente su atención hacia la casa y reanudo la marcha “es hora” pensó al detenerse junto a la puerta, abrió la puerta y sintió que la inundaba un aroma conocido, y de repente, como por arte de magia, se sintió en paz.
Caminó
hacia el vestíbulo y notó que el olor tan familiar provenía de la cocina,
camino hasta allí y vio sobre la meseta un plato con su pasta favorita.
-
Espero que te guste –
dijo una voz familiar sobresaltándola – he cocinado tu plato favorito, te
prometí que lo haría cuando regresaras
-
Adam – dijo ella
mientras sentía que la pena abandonaba su cuerpo- gracias, se ve delicioso
-
Vamos – dijo Adam con
una sonrisa- siéntate y come, debes de estar hambrienta
-
Lo estoy - dijo esta mientras se sentaba.
Inmediatamente
inicio a comer con avidez su comida, sentía como si fuese la primera vez que comía
en años.
-
¡Esta delicioso! – exclamó
-
Me alegra que te guste
– escuchó decía Roselin detrás de ella – me tomo toda la noche encontrar los
ingredientes, pero valió la pena el esfuerzo con tal de ver tu cara de
felicidad en estos momentos.
Dirigió
su mirada a Adam y vio que este la contemplaba con una enorme sonrisa.
-
Estoy feliz de que lo
estés disfrutando- dijo Adam – iré arriba un momento para prepararte un baño,
te ayudará a relajarte.
Ella
asintió y lo observo salir de la cocina y subir las escaleras.
-
Saldré un momento –
dijo Roselin – volveré luego del trabajo, no te preocupes por nada, ya mi
habitación esta lista, tu solo relájate – dijo esta dándole un beso en la
mejilla – termina de disfrutar tu plato y si necesitas cualquier cosa llámame
inmediatamente.
-
No te preocupes –
respondió ella con una sonrisa – estaré bien.
Observo
a Roselin salir y luego volvió a concentrarse en su plato, termino de comer, se
levanto y se dispuso a lavar los platos.
-
¡Sarah! – escucho a
Adam llamarla
-
¿Sí? – respondió esta
-
¿Qué estás haciendo?
-
Voy a lavar los platos
– respondió Sarah
-
No te preocupes por eso
– le dijo Adam – yo me encargo, sube a ponerte mas cómoda
-
De acuerdo – respondió
Camino
hasta las escaleras y las subió con reserva, como si fuese la primera vez que
lo hacía. Camino hasta su habitación en busca de Adam, pero la habitación
estaba vacía, “Posiblemente esté en el cuarto de baño preparándolo todo para
mi” pensó. Camino hasta allí y sintió que la invadía el pánico al encontrarlo
vacio.
-
Perdóname – escuchó
decía Adam a su espalda - aun no he
preparado tu baño, estaba terminando de organizar unas cosas para Roselin.
-
No te preocupes – dijo
Sarah sintiéndose aliviada – termina con lo que estás haciendo, yo me encargo
de esto
-
¿Estás segura? –
pregunto Adam
-
Si, no te preocupes
-
De acuerdo – dijo Adam
dándole un breve beso en los labios – volveré enseguida.
Ella
se dispuso a llenar la bañera mientras pensaba en lo bien que se sentía, estaba
feliz de estar en casa. Se sumergió en la bañera y sintió como desaparecía la
tensión de sus hombros, suspiró.
-
¿Te sientes mejor? –
escucho decía Adam, sobresaltándola
-
Me asustaste – dijo
ella a Adam – no te escuche venir
-
Estabas tan relajada
que creí que estabas dormida, solo me di cuenta que estabas despierta al oírte
suspirar.
-
¿terminaste de dejar
todo listo para Roselin?
-
Así es – contestó Adam
- ¿te sientes bien? Antes parecía que estuvieras triste
-
Cuando salí del
hospital me sentía triste, pero ya ni siquiera consigo recordar la razón.
-
Ya no tienes que
sentirte triste – dijo Adam mientras acariciaba suavemente su pelo – lo importante
es que estas bien y que estamos juntos
-
Gracias – dijo ella con
una sonrisa – por un momento pensé que estaría sola y tuve mucho miedo. Nunca
me dejaras sola ¿verdad?
-
Claro que no, cariño.
Siempre estaré a tu lado – dijo este dándole un beso en la frente.
-
Perdóname, Adam – dijo
ella cerrando los ojos
-
¿Por qué pides perdón?
– Preguntó Adam observándola salir de la bañera.
-
Apenas iniciamos
nuestra vida de casados y mira cuantos problemas te he dado.
-
No tienes que pedir
perdón, estas son cosas que pasan y no es tu culpa, más bien perdóname tu a mi
por no haberte protegido.
Ambos
caminaron hasta la habitación, ella camino hasta el ropero en busca de algo que
ponerse, se vistió de manera sencilla y se sentó en la cama, tomo un
portarretrato que se encontraba encima de la mesa junto a la cama, se trataba
de su foto de bodas, allí estaban Adam y ella, riendo felizmente en el día mas
feliz de sus vidas.
-
Siento como si hubiesen
pasado años desde que tomaron esta foto y ni siquiera han pasado dos meses – le
confió esta a Adam
-
No te tortures pensando
en el tiempo que hemos perdido, mejor piensa en el futuro que nos espera – dijo
Adam con una sonrisa - ¿Por qué no descansas un rato? – le sugirió
-
¿Te quedaras conmigo? –
pregunto ella mientras se tumbaba en la cama
-
No te preocupes – dijo
el tumbándose junto a ella – Estaré aquí cuando despiertes
Se
levanto unas horas más tardes al escuchar ruido proveniente de la planta baja.
Notó que Adam no estaba a su lado e inmediatamente emprendió su búsqueda.
Camino escaleras abajo y encontró que el vestíbulo estaba vacío, se dirigió al
salón y allí encontró a Roselin leyendo un libro, esta inmediatamente levanto
la mirada del libro y le dedico una sonrisa
-
¿Pudiste descansar? –
le pregunto
-
Si – Respondió Sarah
sin dejar de mirar alrededor en búsqueda de Adam. Empezó a caminar hacia la
cocina
-
¿Por qué no vienes y te
sientas? – dijo Roselin sin dejar de sonreír – no tienes que preocuparte por
los platos sucios, yo ya me hice cargo de eso
-
¿Tu?... pensé que los
había lavado… - dijo Sarah hablando para sí misma
-
Yo lo hice, pero no te
preocupes, eso no supone ningún problema para mí, tú ven y siéntate. La cena
esta casi lista.
En
ese momento Adam entró en el salón, se sentó en el sofá frente a Roselin y le
indicó a Sarah que se sentara a su lado, esta se acostó en el sofá apoyando la
cabeza en el regazo de Adam.
-
¿Qué tal tu día? –
pregunto Sarah a Roselin
-
Fue un día interesante,
pasaron muchas cosas divertidas en el trabajo
-
¿Cómo cuales? –
preguntó Adam
-
Iré a servir la cena –
dijo Roselin poniéndose de pie – Seguiremos hablando durante la cena
Dicho
esto camino hasta la cocina.
-
Iré a ayudarla – dijo
Adam – tu quédate aquí, te avisaremos cuando todo esté listo.
Ella
recostó su cabeza en el mueble y pensó en lo dichosa que se sentía de tener a
las personas que más quería en el mundo cuidando de ella.
-
¡Ven a la mesa! –
escuchó gritaba Roselin
-
¡voy! – respondió esta
Llego
al comedor y se encontró a Adam sentado en su lugar de siempre, esta tomo
asiento a su derecha y no pudo contener un suspiro de felicidad
-
Siento como si hubiesen
pasado siglos desde que disfrute una comida sentada en esta mesa
-
Piensa mejor que
tenemos siglos para disfrutar comidas en esta mesa – dijo Adam sonriéndole
-
Solo disfruta la comida
– le dijo Roselin
Durante
la cena Roselin relato todo lo que había vivido ese día, Sarah no podía negar
que disfruto las historias de Roselin, pero tampoco podía negar que se sentía
algo molesta con su comportamiento, ella había monopolizado la conversación, no
permitiendo a Adam participar y haciendo caso omiso de sus preguntas y
comentarios.
-
Yo me encargare de los
platos – dijo Sarah cuando terminaron de cenar
-
Yo te ayudare – dijo
Adam
-
De acuerdo – dijo
Roselin levantándose de la mesa – Hasta mañana – dijo dándole un beso en la
mejilla
La
vio subir las escaleras. Se levanto para recoger la mesa y se dirigió a la
cocina con Adam siguiéndola.
-
Yo lavo y tu secas –
dijo Sarah y se puso manos a la obra, le paso el primer plato a Adam y vio como
a este se le resbalaba de las manos
-
Perdón – dijo Adam
mientras se agachaba para recoger los trozos – estoy algo torpe
-
No te preocupes – dijo
esta y empezó a apilarle los platos sobre la meseta – Te quiero pedir perdón
por la actitud de Roselin, no sé lo que le pasa
-
No te preocupes – dijo
Adam volviendo a su lado e iniciando a secar los platos que esta había apilado
– Creo que está molesta porque cree que no te protegí lo suficiente
-
Hablare con ella, debe
entender que no es tu culpa.
Terminaron
de lavar los platos y se dirigieron a la habitación. Se tumbaron en la cama y
se disponían a dormir
-
¿Trabajaras
mañana? - pregunto Sarah mientras
cerraba los ojos
-
No, me quedare contigo
– respondió el
-
Gracias – dijo esta con
una sonrisa – Te amo, Adam
-
Te amo, Sarah
La
luz del sol que entraba por la ventana la despertó. Otra vez notó con pánico
que Adam no estaba a su lado. Se levanto corriendo de la cama y notó que
nuevamente el pensamiento extraño se adueñaba de su mente “Nunca más volveré a
verlo”
-
¡Adam! ¡Adam! – empezó
a llamar mientras corría escaleras abajo.
Se
encontró con Roselin quien corrió a alcanzarla a los pies de las escaleras
-
¿Estás bien, Sarah? –
Preguntó Roselin con semblante preocupado
-
Si – respondió está un
poco más calmada
-
Sarah si necesitabas
ayuda para lavar los platos debiste decirme y yo te ayudaba – dijo Roselin
mientras la seguía al salón – Me sorprendí mucho esta mañana al encontrar todos
los platos apilados en la meseta y uno tirado en el piso
-
¿de qué hablas? – dijo
ella sorprendida – él se encargo de eso anoche
-
¿él? ¿de quién hablas
Sarah? – pregunto Roselin cada vez más preocupada
-
Vamos Roselin, quería
hablar contigo de esto, si estas molesta con él, ignorarlo y hacer de cuenta que no esta es
una forma muy inmadura de tratar el problema.
-
¿de qué hablas?
¿ignorar a quien, Sarah?
-
A Adam… Roselin, Adam
no se merece que le hagas esto, note como lo ignoraste ayer durante la cena,
además el ayer me ayudo con los platos y recogió el plato roto, así que no
inventes cosas
Roselin
miro a Sarah con incredulidad, se acerco a ella y puso sus manos en los hombros
de ella.
-
Sarah, cariño… escúchame…
Adam esta muerto… Murió en el accidente… ni siquiera llego al hospital… así que
explícame de que estás hablando…
-
¡no! – grito Sarah de
forma desgarradora dejándose caer al piso - ¡no! ¡el estuvo conmigo! ¡el está
conmigo!
Sarah
sintió que regresaba al momento en que se subían al auto un mes atrás al salir
de la casa de una compañera de trabajo quien organizaba una fiesta, recordó que
ambos iban en el auto cantando su canción favorita.
-
Mañana cuando regreses
del trabajo te preparare tu pasta favorita – dijo Adam sonriéndole
-
Mas te vale que no
olvides tu promesa
Giro
la cabeza solo para encontrarse con las luces segadoras del camión que se
acercaba. Vio a Adam estirar su brazo para protegerla y con una sonrisa en los
labios susurrar
-
Te amo, Sarah.
Todo
quedo en blanco. Escuchaba a lo lejos la voz de Roselin gritar su nombre, pero
no tenia las fuerzas para contestar, la voz de Roselin se fue apagando y en el
espacio en blanco en que se encontraba empezó a resonar el eco de la voz de
Adam diciendo “Te amo, Sarah” y ella descubrió que se sentía mejor, y se dejo
arrullar por las palabras
hasta que todo el espacio blanco quedo en silencio.
Haidelis Montero
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