12 mar 2015

Te invito a una fiesta

Con la soledad como su única compañía se siente menos sola que en esa habitación atestada de gente. 
Un lugar lleno de personas que hablan un idioma que ella no conoce llamado Risas, y portan una vestimenta extraña llamada Sonrisa. Tienen un aroma extraño, un perfume llamado Felicidad.
Camina entre ellos, los escucha hablar de algo interesante, le llaman Sueños. Todos desean encontrar un gran tesoro, un tal nombrado Amor. Bailan una música nueva, con ritmo de algo denominado Placer. Y gozan ante la idea de algo que a ella le aterra, le dicen Vida.
Mientras va avanzando tropieza, choca contra algunos, todos la miran, y en sus miradas hay algo que sí reconoce, es decepción. Y sus miedos crecen, ahora entiende menos y las cosas son cada vez más extrañas. Empieza a olvidar los nombres que acababa de aprender, ahora sabe menos que a su llegada.
Y apura el paso, quiere cruzar el lugar más rápido, salir de allí, de esa habitación llamada Mundo. Y ya no camina, corre. Pero es más torpe, sigue chocando con aquellas personas, y cada vez es más fácil para ella reconocer la decepción.
Nadie dice palabra, solo la observan en silencio mientras sus pasos
se vuelven más erráticos. Y de pronto correr es difícil, está cansada, y ha olvidado caminar, por lo que se arrastra. Y ya nadie la mira, ahora le muestran su otra cara, con esfuerzo recuerda el nombre que le han dado, se llama Espalda.
La habitación parece no tener fin, y su vestido está arrugado de tanto arrastrarse, se lamenta, es de marca, una famosa, llamada Tristeza. También se ha llenado de sucio, uno muy dañino, desesperación le dicen. Y sus uñas, que habían estado pintada del esmalte dolor, ya se han roto, de tanto estar arañando el suelo. Pero cree que ha valido la pena, está llegando, ya puede ver la puerta, lleva su nombre tallado en la oscura madera, Muerte pone.
Con dificultad se pone de rodillas al llegar a ella, y toma el pomo, y respira, y de sus narinas sale un viento diferente, resignación parece.
Trata de abrir la puerta pero alguien sujeta su mano, levanta la mirada para ver de quien se trata, no la reconoce, no la había visto antes, está persona se inclina y se presenta, es amable, dice llamarse Esperanza.

Haidelis Montero

2 comentarios:

  1. "La habitación parece no tener fin, y su vestido está arrugado de tanto arrastrase, " te falto una r. Y los nombres propios van con mayúsculas, si no es así me disculpo.

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    1. Hola, ya vi error de la "r". Y, ahora que lo mencionas, sí es cierto que estoy usando esas palabras como nombres propios, por lo que debí ponerlos en mayúsculas. Ahora mismo lo corrijo, muchas gracias. :)

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