Miró a su alrededor y notó que
todo el mundo le observaba con curiosidad, “típico”,
pensó, es la forma en que todos miran a la extraña chica nueva, las
clases habían dado inicio oficialmente la semana anterior por lo que
era más notorio el hecho de que ella era una recién llegada. Había
llegado a Harlle una semana antes, pero no había sentido deseos de
regresar a la escuela hasta ese día. Caminó hacia la entrada de la
escuela intentando hacer caso omiso a todas las miradas que se
posaban sobre ella. No quería ser el centro de atención,
precisamente eso era lo que más le molestaba de tener que mudarse a
un sitio nuevo, el tener que soportar la inmensa curiosidad de las
personas y sus intentos de sacar la mayor cantidad de información
posible. Entendía claramente las razones por las que se mudaba, su
padre necesitaba un cambio de aires y debía admitir que ella
también. Podía ver claramente como todos la miraban y se giraban a
hacer comentarios, ya imaginaba lo que podrían estar diciendo, “mira
que ropa tan pasada de moda”, o tal vez “mira que pelo tan
maltratado”. Quizás si eso hubiese ocurrido tres meses antes ella
no habría podido aceptarlo, pero ese día ya no tenía importancia,
no importaba si no era reconocida en su nueva escuela, de cualquier
forma ella ya no buscaba aprobación. La vida era demasiado corta
como para pasársela buscando la aceptación de los demás, eso lo
había comprendido tres meses antes de una forma muy dolorosa.
Ensimismada como estaba en sus
pensamientos no notó que había algo en su camino y solo sintió
como chocaba de frente contra una pared, sintió que se le
reacomodaban todos los huesos del cuerpo, cerró los ojos y pensó en
lo ridícula que debía verse al chocar contra una pared en un
pasillo atestado de gente, notó como cesaban todas las
conversaciones a su alrededor y pensó que no tardaría en escuchar
las carcajadas, pero para su sorpresa todo se mantuvo en silencio,
fue entonces cuando sintió que, increíblemente, la pared se movía,
abrió los ojos y levantó la mirada solo para darse
cuenta de que no
había chocado contra una pared sino contra una persona, pero no con
una persona cualquiera, sino con el hombre más hermoso que había
visto en su vida. Ese ejemplar de perfección masculina la observaba
fijamente con los ojos grises más hermosos que había contemplado y
ella sintió que su corazón se detenía. Se tomó el atrevimiento de
observarlo de pies a cabeza y no pudo evitar soltar un suspiro de
fascinación, debía medir más de un metro ochenta y tenía los
hombros más anchos que había visto nunca, con un pelo de un color
negro azabache que le caía hasta casi los hombros, lo que le daba
una apariencia sexy y rebelde, el dejo de experiencia en su mirada le
decía que era mayor que ella. Él le dio la espalda sin siquiera
decir nada sacándola así de su ensimismamiento y haciéndola, no
entendía por qué, enojar.
—¿Estás bien?
Escuchó decía una voz
melodiosamente hermosa a su derecha y se giró para encontrarse con
el segundo hombre más hermoso que un día había visto, este era tan
alto como el anterior y tenía el pelo de un color castaño peinado
hacia atrás, dándole un aire sofisticado, un poco menos corpulento
que el anterior y con unos ojos marrones llenos de amabilidad.
—Estoy bien, gracias —dijo
con un hilo de voz y casi se desmaya cuando éste le sonrió.
—Me alegro —dijo el hermoso
chico castaño—. Disculpa los modales de mi hermano —continuó el
chico—, él siente haberse metido en tu camino.
—No es cierto —intervino una
tercera persona.
“Estoy en el paraíso”,
pensó ella al ver al tercer hombre más hermoso de la tierra. Este
tenía una belleza más angelical con su pelo rubio enmarcándole el
rostro y unos ojos azules como el mar que reflejaban picardía.
—Él no siente haberse metido
en tu camino —continuó la belleza rubia con una sonrisa burlona—,
fuiste tú quien chocó contra él, además, él no tiene los modales
para sentirse arrepentido por lastimar a tan hermosa dama.
Ella sintió como el color le
subía a las mejillas y no pudo articular palabra.
—Nos vamos —Esa vez fue la
hermosa pared la que habló y ella se sintió desfallecer al escuchar
esa voz ronca tan bella.
Él empezó a caminar y alejarse
de ella, haciendo crecer más su enojo. ¿Quién se creía que era?
¿Dónde estaban sus modales? ¿No le preguntaría si estaba bien
siquiera?
—¡Hey tú! —Se escuchó
decir—. ¿No me preguntarás si estoy bien?
—No me interesa.
Eso fue todo lo que este dijo sin
siquiera detenerse. Los vio marcharse a los tres y se preguntó que
sería lo que le daban de comer en esa ciudad a los chicos que
crecían como semejantes bellezas. Pero aun habiendo alimentado su
vista no podía deshacerse de una sensación de enojo ante la falta
de interés del chico pared, se preguntó cómo podía una persona
ser tan áspera y hermosa a la vez.
Notó como todos a su alrededor
la miraban y escuchó a lo lejos alguien que murmuraba la palabra
suertuda. No fue hasta que ellos se alejaron que se reanudaron las
conversaciones y se preguntó por qué siempre se prestaba tanta
atención a las personas hermosas.
—Hola.
Una chica esbelta de melena
castaña que le rozaba la cintura que acababa de ponerse en su
camino.
—Soy Melissa Peters —dijo
sonriéndole—, soy la presidenta del consejo estudiantil y quiero
darte la bienvenida a la preparatoria Harlle, donde cada uno de
nosotros es especial y único.
—Eh… gracias —dijo algo
asustada con el entusiasmo de Melissa—. Yo soy Jade Queens.
—Espero que tengas un agradable
primer día.
—Muchas gracias.
—Eres de último año, ¿cierto?
—Esperó verla asentir antes de continuar—. Yo también. ¿Cuál
es tu clase?
—La clase A —dijo Jade
empezando a sentirse más a gusto con Melissa.
—Genial, también es mi clase,
te acompañaré.
—Gracias —dijo Jade— Estoy
algo perdida.
—Sígueme —le indicó
Melissa, dándose la vuelta.
Jade la siguió en silencio
mientras seguía notando todas las miradas posadas en ella, incluso
Melissa continuaba echándole miraditas extrañas de vez en cuando.
—Pregunta lo que quieres
preguntar —dijo Jade.
—¡Eh! —exclamó Melissa,
algo avergonzada de haber sido descubierta—. ¿Fui muy obvia? —
preguntó con una sonrisa tímida.
—Sí —dijo Jade con una
sonrisa.
—Lo siento —dijo ésta
acercándose y agregando en un susurro—. ¿Qué te parecieron?
—¿Eh? ¿Quiénes? —preguntó
Jade sin entender muy bien de que hablaba.
—Los hermanos Tremore.
—¿Quiénes? —Fue entonces
cuando recordó a los hermosos chicos de antes—. ¿Te refieres al
chico pared y los otros?
—¿El chico pared? —preguntó
Melissa incrédula—. ¿Le apodaste así? —agregó casi
aterrorizada.
—Sí, es que es tan duro como
una, ¿hay algún problema?
—No, no… solo quería saber
tu primera impresión sobre ellos.
—Que son hermosos —dijo Jade
como si fuese injusto.
—Ya veo… y… bueno… —decía
Melissa titubeante—. ¿No te asustó?
—¿Quién? ¿el chico pared?
—Sabía que solo podía referirse a él, estaba segura que era el
único que inspiraba miedo—. ¿Por qué debería?
—No… yo solo decía… es
que… —Movió la cabeza como quitándole importancia y se detuvo
frente a un salón de clases—. Hemos llegado.
—Muchas gracias, no hubiese
llegado sin ti.
—No es nada.
Ambas entraron al salón y, para
sorpresa de Jade, allí se encontraban los hermanos Tremore,
inmediatamente concentró su mirada en el chico pared y volvió a
sentir el enojo fluir por sus venas.
—Tome asiento señorita Queens
—escuchó decía a lo lejos el maestro.
Ella buscó con la mirada un
asiento libre y no la sorprendió descubrir que el único asiento
libre estaba junto al chico pared, a pesar de que no le atraía la
idea caminó hasta el asiento y se sentó al lado de la razón de su
enojo, su corazón empezó a acelerarse al instante, “es
debido al enojo”, se
dijo, “este chico mal
educado te saca de tus casillas”, lo
miró de reojo y notó que este la miraba también y sintió como su
corazón daba un vuelco, “ok,
es el hombre más hermoso sobre la faz de la tierra”,
pensó “y ya lo
perdoné por su falta de educación… pero… ¿Por qué no dejo de
sentirme molesta con él?”, entonces
escuchó un susurro que decía “no funcionará” y como por arte
de magia el enojo desapareció, se preguntó si realmente había
escuchado a alguien hablar o había sido su imaginación. Miró a su
alrededor y no vio a nadie conversando, “Fue
mi imaginación”, pensó.
Miró nuevamente de reojo al chico pared y su corazón volvió a
alborotarse.
—Clase concluida —escuchó
decía el maestro.
Levantó la vista y lo vio salir
del salón, se preguntó en qué momento habían impartido la clase,
no había escuchado nada, su corazón sonaba más alto que las
palabras del profesor y con el chico pared a su lado mirar al suelo
parecía una mejor opción que mirar hacia cualquier otro lugar.
—Hola —Se decidió ella a
hablarle—. Creo que empezamos con mal pie, soy Jade.
Por un momento pensó que él no
iba a hablarle, pues todo lo que siguió a su presentación fue
silencio, pero entonces él la sorprendió preguntando.
—¿Jade? ¿Cómo la piedra?
—Así es —respondió ella
pensando en lo hermosa que era su voz.
—Que nombre tan peculiar —Fue
todo lo que él dijo.
—¿Y el tuyo cuál es?
—Ashlian.
—Tu nombre es más peculiar que
el mío, ¿tiene algún significado?
A su pregunta solo le siguió el
silencio.
—¿Siempre eres así de mal
educado?
—Tienes suerte de haberle
sacado unas palabras —Escuchó le decía el hermano amable que se
encontraba en el asiento de al lado junto al tercer hermano—.
Ashlian no es muy conversador —Dicho esto le sonrió—. Yo soy
Niel, es un placer —dijo extendiendo una mano.
—Jade —dijo ella mientras
estrechaba su mano.
—Yo soy Donan —Intervino el
otro hermano—. Un placer conocerte Jade, esperamos que disfrutes
mucho en la preparatoria Harlle, algo me dice que el que estés aquí
lo hará divertido para nosotros.
Con este comentario Donan se ganó
un codazo de Niel y una mirada asesina de Ashlian, Jade se imaginó
que le estaban advirtiendo que no coqueteara con la extraña chica
nueva, o quizás los tres se habían interesado en ella y fuera su
manera de decirle que tenía competencia, “soñar
no cuesta nada”, se
dijo a sí misma y se le escapó una risilla.
Las siguientes clases pasaron
rápidamente y ella se dijo que si las cosas seguían así reprobaría
el año, pues no tenía idea de nada de lo que habían dicho en las
clases ya que se la había pasado fantaseando con los hermanos
Tremore y como ellos peleaban por ella. A la hora del almuerzo había
optado por quedarse en el salón de clases, no estaba de humor como
para ser interrogada por extraños. Luego trató de concentrarse en
el resto de sus clases, pero no tuvo éxito.
Entró en su habitación y se
dejó caer en la cama, aún no se acostumbraba del todo a su nueva
habitación, no era lo mismo luego de haber vivido dieciocho años en
la anterior. Se levantó de la cama, se dirigió al cuarto de baño y
se paró frente a un espejo que reflejaba el cuerpo entero, se
preguntó por qué le habían dado ganas de verse al espejo cuando
tenía tres meses que no lo hacía.
—Estás horrible —se dijo a
sí misma.
Ella era una chica de una
estatura promedio, con una melena negra que le pasaba de la cintura y
unos ojos color verde aceituna que muchos catalogaban de hermosos,
nunca se había considerado una belleza aunque siempre había sido
popular entre los chicos y hasta hace tres meses se había preocupado
por su apariencia como toda chica normal. Pero luego de perder a su
madre en un accidente automovilístico había perdido también todo
el interés en arreglarse y verse al espejo, ¿de qué sirve estar
toda arreglada si al final todo se acaba en un segundo? Pero
entonces… ¿por qué de repente había sentido la necesidad de
verse al espejo?
Sacudió la cabeza y decidió
darse una ducha para despejar la mente, todavía extrañaba mucho a
su madre y no podía creer el no poder verla todos los días. Se
duchó, se vistió y decidió buscar algo de comer.
—Hola, Jade —le dijo su padre
al verla entrar en la cocina.
—Hola —respondió ésta
mientras se dirigía al refrigerador.
—¿Qué tal el primer día de
clases?
—Normal, nada fuera de lo común
—“Solo tres chicos
más bellos que los ángeles”,
pensó.
—Ya veo.
Y como en muchas otras ocasiones
se quedaron sin nada de qué hablar. Jade adoraba a su padre, pero
debía admitir que ahora que estaban solos era un tanto difícil
mantener una conversación, era su madre quien siempre tenía algo
que decir y una historia que contar, momentos como ese hacían que la
extrañara aún más.
Tomó una bolsa de patatas y se
dirigió a su habitación nuevamente, se sentó frente al computador
e hizo lo que haría cualquier chica de su edad luego de conocer a
tres chicos tan apuestos, los buscó en facebook, no la sorprendió
el no encontrar a Ashlian, lo que sí la sorprendió fue el descubrir
que ya tenía una invitación de amistad de Donan, inmediatamente
aceptó y se dedicó a revisar su página de arriba abajo. Donan no
tenía fotos pero si muchas actualizaciones de estado.
“Hola”,
le apareció en la ventana de chat. Se trataba de Donan.
“Hola”,
se apresuró a
responder ella.
“Soy Donan”
“Lo sé”,
respondió Jade y sonrió.
“Ashlian quería saber si
te llamas Jade como la piedra”
Jade se sorprendió de que le
preguntara nuevamente y cuando se disponía a contestar se dio cuenta
de que aparecía como desconectado. Dejó la página de chat abierta
en espera de Donan, pero él no volvió a conectarse. Se preguntó
por qué le parecía tan interesante su nombre, no era tan extraño,
mucha gente se llamaba así. Al convencerse de que Donan no volvería,
apagó el computador y se dispuso a leer un libro.
—Lo siento —dijo Donan—. No
lo vuelvo a hacer.
—Debes controlar tu sentido del
humor, Donan —dijo Niel—, sabes que Ashlian no tiene mucha
paciencia.
—Lo sé, pero no debió romper
mi laptop.
—Ya comprarás otra —repuso
Niel.
—¿Entonces no puedo hablar con
ella?
—Claro que puedes, solo debes
controlar lo que dices y haces —dijo Niel mientras se acercaba a un
librero y tomaba un libro de este—, aunque no entiendo tu interés
en ella.
—¿En quién? —Intervino el
ama de llaves que acababa de entrar en la habitación.
—Shona, tengo hambre —dijo
Ashlian indicando que la conversación acerca de Jade había
terminado.
—Enseguida preparo la cena
—dijo Shona y se dirigió a la cocina.
Mientras Ashlian y Niel leían,
Donan utilizaba el computador de Niel en un escritorio que se
encontraba en una esquina.
—La cena está lista —anunció
Shona unos minutos más tarde.
Los tres se levantaron de sus
asientos y caminaron hacia el comedor, tomaron sus lugares y se
dispusieron a comer en silencio.
Terminaron de comer, pero ninguno
se levantó inmediatamente.
—Saldré a dar un paseo
—anunció Niel.
—Sí… Claro —dijo Donan con
una sonrisa burlona—. Disfruta tu paseo.
Ashlian observó a su hermano
salir de la casa y se preguntó cómo podía alguien comportarse tan
estúpidamente solo por alguien más. Se levantó del comedor y se
dirigió al salón con el objetivo de seguir leyendo. Nada lo
relajaba más que un buen libro, tomó uno del librero y se dejó
caer en el sofá. Unas horas más tarde escuchó los pasos de alguien
acercarse por el jardín y supo que Niel había regresado.
—He regresado —anunció Niel
al entrar en la casa.
Ashlian levantó la mirada del
libro que tenía en las manos y asintió a modo de saludo cuando lo
vio entrar al salón solo para luego volver a concentrarse en su
lectura. Una hora más tarde ya había terminado su libro y se
dirigía a buscar otro que leer cuando decidió que mejor se iba a
acostar.
Fue a su habitación y se tumbó
en la cama. Dio varias vueltas en esta antes de poder conciliar el
sueño y se sorprendió por esto, era la primera vez que le pasaba y
lo que más lo sorprendía era la razón de su inquietud. Recordaba
el estremecimiento que había recorrido su cuerpo al sentir el de esa
menuda mujer chocar contra él. Se sentía irritado por la reacción
de su propio cuerpo.
Jade se encontraba haciendo el
mismo recorrido hacia las puertas de la preparatoria Harlle y notaba
que menos miradas se posaban en ella, ese día había puesto interés
en por lo menos cepillarse el cabello, su madre siempre le había
dicho que era uno de sus mejores atributos.
Recordó que lo primero que había
visto esa mañana al levantarse había sido una notificación en su
celular de que Donan le había enviado un mensaje en facebook, pero
lo que más la había impactado era el contenido del mensaje, “a
veces solo se necesita alguien con quien hablar”,
al principio se había sentido confundida y se preguntaba quién era
el que necesitaba alguien para hablar, pero rápidamente había caído
en la cuenta de que no era posible que fueran Donan o Niel pues ellos
no parecían tener problemas con las palabras, por lo que debía
tratarse de Ashlian, es por eso que se había decidido a tratar de
hacer amistad con él. Se preguntó si tal vez debido a la
perspectiva de hablarle ese día era que había puesto esfuerzo en
cepillar su pelo, descartó la idea y atravesó las puertas de
entrada de la preparatoria. Inmediatamente buscó a Ashlian y sus
hermanos con la mirada, los localizó y se dirigió hacia ellos con
paso decidido. Iba a mitad de camino cuando se encontró con Melissa
quien la alejó del camino para llevarla al salón de clases.
—¿Qué tal va tu segundo día?
—preguntó Melissa llena de entusiasmo.
—Bien —Fue todo lo que Jade
respondió—, iré a mi asiento —dijo en cuanto vio que Ashlian
entraba al salón de clases—, hablamos durante el almuerzo.
Se encaminó valientemente por el
pasillo y tomó asiento.
—Buenos días, Ashlian —dijo
con una sonrisa mientras sentía su corazón acelerarse.
Silencio fue todo lo que ésta
obtuvo como respuesta. Pensó en repetirle lo mal educado que era al
no contestar pero para su sorpresa él le habló.
—¿Qué buscas? —Fue lo que
este le preguntó.
—¿Eh? ¿a qué te refieres?
—preguntó ella sorprendida.
—Quiero saber que buscas, ¿qué
ganarás hablándome?
—¿Por qué crees busco algo?
¿No puedo querer solo ser tu amiga?
—No ando buscando amigos.
¿Acaso no te asusto?
—No, ¿por qué deberías?
—Jade no podía creer que en eso hubiese terminado su intento de
hacer amistad—. ¿Acaso eres peligroso?
—Más de lo que piensas —dijo
él seriamente y por un momento apareció un brillo extraño en su
mirada que hizo que a Jade se le encogiera el corazón y se sintió
intrigada.
No pudo continuar hablando, de
repente sintió miedo, como nunca había sentido antes, las manos le
sudaban y se dio cuenta que estaba aterrorizada, él realmente
pareció peligroso por un momento, como si solo con la mirada fuese
capaz de asesinarle, pero por alguna razón no sentía que esa fuera
la razón de su estado actual, pues a pesar de todo solo sentía
curiosidad por él, entonces… ¿por qué reaccionaba de esa manera?
El maestro entró al salón y ella intentó con todas sus fuerzas
concentrarse en la clase, pero no fue capaz. Las clases pasaron
rápidamente y llegó la hora del almuerzo.
Se encontró con Melissa a la
salida del aula y juntas se dirigieron al comedor de la escuela.
Melissa la guió hasta una mesa en la que habían sentados cuatro
chicos más.
—Te presento al consejo
estudiantil —dijo Melissa señalando al grupo—. Eliam Trend, el
vicepresidente del consejo estudiantil —dijo refiriéndose a un
chico de cabellera castaña y ojos miel, mucho más apuesto que el
promedio. Este levantó la cabeza del plato y asintió a modo de
saludo—. Las gemelas, Sol y Luna Jane —Continuó refiriéndose a
dos chicas idénticas de cabellera rubia e increíble belleza—, y
por último, Dariam Trend, el hermano menor de Eliam —dijo
señalando a otro hermoso chico de pelo castaño y ojos miel que se
encontraba almorzando silenciosamente.
—Un placer conocerlos a todos
—dijo Jade mientras tomaba asiento.
—El placer es nuestro
—Intervino la gemela que tenía los ojos azules más oscuros que
había visto—, yo soy Luna.
Las gemelas podían distinguirse
por el color de sus ojos, Luna tenía los ojos oscuros como el cielo
nocturno, mientras que Sol los tenía de un azul claro como el cielo
durante el día, tal vez de allí el origen de sus nombres.
—Espero que disfrutes de
nuestra compañía —Intervino Sol en ese momento—. No tengo ya
que decirte que yo soy Sol —dijo y soltó una risilla—.
Bienvenida a la preparatoria Harlle.
—Gracias —dijo Jade y en ese
momento notó que entraba Ashlian al comedor y tomaba asiento en una
mesa solo, cosa que la sorprendió debido a que sus hermanos se
encontraban sentados en una mesa junto a la de él—. ¿Por qué no
se sienta con sus hermanos?
—No lo sabemos —dijo Melissa
siguiendo la dirección de su mirada—, pero siempre es así.
—¿Eh? —dijo Jade cayendo en
la cuenta de que había hecho la pregunta en voz alta y sintiéndose
algo avergonzada—. Él es extraño —dijo mientras jugueteaba con
la comida en su plato.
—Cada quien con lo suyo —dijo
Eliam hablando por primera vez—. ¿Por qué te interesa?
—No es que me interese —Se
apresuró a decir Jade—, solo me sorprendió el hecho de que no se
sentara con sus hermanos, digo, estoy en una mesa llena de hermanos
por lo que me parece que lo más natural es que los hermanos se
sienten juntos a almorzar.
—Ashlian es más solitario
—dijo Sol—, prefiere el silencio al bullicio y la soledad a la
compañía —agregó—. Sus hermanos son muy populares, por lo que
si se sentara con ellos tendría que aguantar el bullicio y la
compañía de las fans de los Tremore —Pudo notar un leve matiz de
irritación en su voz mientras miraba en dirección a los Tremore.
Un grupo de chicas se acercaron a
la mesa en que se encontraban Niel y Donan saludando y riéndose como
tontas, Jade entendió entonces a lo que se refería Sol.
—¿Y él? ¿Acaso no es popular
entre las chicas? —preguntó Jade como si no le interesara la
respuesta—. Digo, es apuesto también…
—Lo sería si no se comportase
tan odiosamente con todos —dijo Luna llevándose su comida a la
boca despreocupadamente—, pero como dijo Eliam, cada quien con lo
suyo. De cualquier forma Ashlian no interesa, ahora todo lo que
interesa eres tú, la chica nueva.
—¿Yo? —dijo Jade incrédula—.
Pero si yo no soy nada interesante.
—Claro que lo eres —dijo
Melissa—, eres nueva, eres alguien de quien no sabemos nada, eso te
hace interesante.
—¿Por qué te mudaste aquí?
—preguntó Luna.
—Mi padre y yo necesitábamos
un cambio de aires.
—¿Y tu madre? —preguntó
Sol.
—Mi madre murió —dijo Jade
con pesar en la voz.
—¡Oh! Lo siento mucho —agregó
Sol algo avergonzada por su indiscreción.
—No es nada —dijo Jade
haciendo un gesto con la mano para restarle importancia—. ¿Y
exactamente que hace el consejo estudiantil? —preguntó para
cambiar de tema.
Se enfrascaron en una
conversación sobre lo que eran las funciones del consejo
estudiantil, como solo los del último año podían ser miembros de
este y de que las elecciones se hacían a finales del año escolar
anterior. Jade empezó a sentirse a gusto con el grupo, aunque eran
las chicas quienes monopolizaban la conversación, Eliam y Dariam
solo intervenían de vez en cuando, más el primero que el segundo.
Terminada la hora del almuerzo la
perspectiva de tener que volver al salón de clase junto a Ashlian no
le apetecía mucho, realmente no le apetecía nada, sabía que no
había forma de que él pudiera hacerle daño en un salón atestado
de gente, pero no podía deshacerse de la sensación de temor. Entró
al salón de clases y se sentó en silencio junto a Ashlian, lo
observó de reojo y notó que este estaba concentrado leyendo un
libro, al parecer el libro era muy interesante pues no levantó su
vista del mismo durante el resto del periodo de clases. Las campanas
sonaron y él aun así no se levantó de su asiento por lo que Jade
decidió hacer un segundo intento de entablar una conversación.
—¿Qué lees? —preguntó
mientras guardaba sus libros en su bolso.
—No te interesa —respondió
Ashlian tranquilamente.
—¿Sabes? No tengo muy buena
impresión de ti —dijo Jade.
—¿Sabes? —Repuso él—, no
me importa qué opinión tengas de mí, pero te daré un consejo, no
intentes hacer amistad conmigo, ya te dije que no me interesa hacer
amigos y mucho menos que seas tú, no necesito piedras en mi camino.
Dicho esto cerró su libro de
golpe, se puso en pie y se alejó, dejándola parada sola en el salón
de clases. Ella lo observó salir y sintió que una lágrima corría
por su mejilla.
Ella no entendía por qué estaba
llorando, lanzó su bolso al piso de su habitación y se dejó caer
en la cama mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. ¿Qué
era lo que le hacía tanto daño? Él únicamente había rechazado la
posibilidad de hacer amistad con ella y no era como que ella muriera
de ganas por ser su amiga, pero desde el día anterior parecía como
que ese chico podía hacer sus emociones más intensas. ¿La había
llamado una piedra en su camino? ¿La consideraba él un estorbo?
¿Por qué? Ni siquiera la conocía. “¿Quién
se cree que es?”, se
preguntó.
Le demostraría que estaba
equivocado, lo haría ver que ella era la piedra que él se moriría
por tener.
—Está decidido —Se dijo Jade
mientras se encaminaba hacia el espejo—, le demostraré quien soy
yo.
Caminó hasta su armario y empezó
a sacar toda la ropa pasada de moda que en este había. Se encaminó
hasta una maleta y sacó toda la ropa de última moda que había
guardado por tres meses. Sabía que su madre estaría feliz de volver
a verla ser como antes, como era ella realmente, una chica sencilla y
alegre que disfrutaba verse bien.
Se tomó todo el resto de la
tarde y la noche preparando lo que iba a ponerse y haciéndose
tratamientos de belleza, hasta se hizo la manicura y la pedicura.
“Caerás ante mí,
Ashlian”, pensó.
Se fue a dormir con una sonrisa
en el rostro.
—Estás hermosa —decía la
voz de Ashlian.
Ella no podía creer su suerte,
su plan había funcionado, Ashlian no tardaría en caer rendido a sus
pies, ella le dedicó una sonrisa como agradecimiento a su cumplido y
se disponía a seguir caminando cuando él la tomo por el brazo.
—¿A dónde vas? —preguntó.
—A mi clase —respondió Jade
satisfecha con la reacción de él—. ¿Vamos juntos? —preguntó.
—¿Por qué no nos quedamos a
hablar un rato? —dijo él.
—¿Desde cuándo tan
conversador? —preguntó ella coqueta —hablemos si es lo que
quieres.
—No es hablar lo que quiero.
En ese momento la acercó más a
él y se inclinó en actitud que indicaba iba a besarla.
—Vas muy rápido —dijo ella
tratando inútilmente de deshacerse de su agarre—, creo que primero
debemos conocernos más —Jade continuó intentando soltarse, pero
lo único que conseguía era hacerse daño—. Me estás haciendo
daño, Ashlian —dijo Jade con la voz teñida de miedo.
—Te dije que podía hacerlo
—dijo Ashlian y en sus ojos apareció nuevamente ese brillo extraño
que la intrigaba, sus ojos parecieron completamente negros hasta las
escleras, se asustó cuando él apretó más su brazo.
Trató de gritar para pedir ayuda
pero de repente no había nadie a su alrededor, a lo lejos observó a
Niel y a Donan quienes giraron la cabeza en cuanto ella los miró,
como si no pudieran soportar el ver lo que pasaría.
Se despertó sobresaltada y se
llevó una mano al pecho. Todo había sido un sueño, se preguntó si
se trataba de una advertencia de que su plan podría terminar
resultando dañino para ella, sacudió la cabeza para desechar ese
pensamiento y se levantó de la cama, “nada
detendrá mi plan”,
pensó. Se metió al cuarto de baño, se duchó y se dispuso a
arreglarse. Se puso unos vaqueros de última moda y una hermosa blusa
negra, se recogió el pelo en una coleta en lo alto de la cabeza, se
puso un poco de maquillaje y se vio al espejo, contenta con el
resultado se dispuso a salir de la casa.
Notó la mirada de sorpresa que
le dedicó su padre y supo que estaba bien. Al llegar a la escuela
notó las miradas de apreciación que le dirigían los chicos y las
caras sorprendidas de algunas chicas, esto le confirmó que iba por
buen camino.
—Estás hermosa —le dijo
Melissa a modo de saludo al encontrarse con ella en el pasillo y la
mirada de apreciación de Eliam le dijo que era verdad—. ¿Es acaso
alguna ocasión especial?
—Así es —dijo Jade—. Hoy
celebramos mi regreso a la vida —agregó acercándose a su
casillero—, tómenlo como mi primer día en la escuela.
Luego de sacar sus libros cerró
su casillero y buscó a Ashlian con la mirada, lo localizó junto a
la puerta del salón de clases, se despidió de las gemelas y Dariam
que estaban en la clase B y siguió a Melissa y Eliam hasta su salón
de clases, los dejó pasar primero y decidió empezar con su plan, al
acercarse a la puerta decidió chocar nuevamente con el chico pared,
solo que esta vez el objetivo era llamar su atención. Se chocó
contra él y para su sorpresa él no se movió ni un ápice, sin
embargo ella perdió el equilibrio e iba a caerse por lo que trató
de agarrarse de él, solo consiguiendo rozar su brazo y sintiendo su
piel caliente como el fuego lo que la obligó a retirar la mano, fue
en ese instante cuando él se giró y la sujetó por el brazo. Todo
pasó en una fracción de segundo pero ella sintió como si hubiese
pasado una eternidad. Cuando él la sujetó ella no pudo evitar
lanzar un chillido de dolor y fue cuando escuchó el sonido de una
madera al romperse, vio en el rostro de Ashlian el pánico reflejado
por un momento, él la soltó rápidamente y ella se dejó caer en el
piso de rodillas mientras se sujetaba su brazo derecho.
Ashlian se agachó a su lado y
para su sorpresa preguntó:
—¿Estás bien? —había algo
parecido a la preocupación en su voz, pero no parecía preocupación
por ella.
—No —Fue todo lo que Jade
atinó a decir mientras lágrimas de dolor se escapaban de sus ojos—.
Creo que me has roto el brazo —dijo ella observando cómo aparecía
un enorme hematoma en su brazo.
Las personas empezaron a reunirse
alrededor de ellos. Melissa se acercó y lanzó un chillido al ver el
brazo herido de Jade.
—Vamos a la enfermería rápido
—dijo Melissa con la voz teñida de preocupación.
—No —Intervino Ashlian
sorprendiendo a todos—, la llevaré al hospital, necesitan hacerle
una radiografía.
Dicho esto la ayudó a levantarse
y la guió hasta el aparcamiento, allí le abrió la puerta de un
Porsche que casi la hace olvidar el dolor de su brazo y le ayudó a
entrar en el. Él subió e inmediatamente puso el coche en marcha y
se dedicó a manejar a una velocidad inhumana que casi hace que ella
muera de un infarto, sentía su corazón latir en la garganta y se
extrañaba de no haber caído en una crisis de pánico, debía hacer
algo rápido antes de que eso ocurriera.
—¿Puedes bajar la velocidad?
—preguntó ella aterrada—, ¿o piensas matarme?
—Bajaré la velocidad —dijo
él sorprendiéndola—, si prometes no decir que fui yo quien rompió
tu brazo.
—Pero tú rompiste mi brazo
—dijo ella sorprendiéndose a sí misma con una afirmación tan
irreal—. ¿Cómo pudiste romper mi brazo tan fácilmente? —preguntó
ella algo asustada—. Digo, te ves fuerte… pero debes no ser
humano para romper un brazo tan fácilmente
A su comentario solo le siguió
el silencio, ella miró de reojo a Ashlian solo para darse cuenta de
que este apretaba la mandíbula. Lentamente bajó la velocidad.
¿Estaría él realmente preocupado por ella? “No”,
se dijo. “Está
preocupado por lo que puedan decir de él”,
pensó. Llegaron al hospital y él se apresuró a abrirle la puerta.
En el hospital la atendieron rápidamente, le pusieron analgésicos y
le hicieron una radiografía que evidenció que se había fracturado
el radio derecho, por esto hubo que ponerle una férula en su brazo
lastimado.
—Me has fracturado un brazo
—dijo Jade nuevamente cuando se dirigían al auto—, y has hecho
que me pongan varias inyecciones, además ahora no podré escribir
mis clases pues soy diestra, encima tendré que dar explicaciones a
mi padre sobre esto, y aún con todo esto no me has pedido disculpas.
Ashlian abrió la puerta del auto
y la ayudó a colocarse el cinturón, haciendo acelerar su corazón
con la cercanía, luego se subió al auto y lo puso en marcha, no
dijo nada hasta que estuvieron cerca de la escuela.
—Yo me encargaré de tus clases
por ti —dijo Ashlian para su sorpresa—, pero no me disculparé
por lo de tu brazo, aunque no fue mi intención hacerlo si no te
hubieses chocado a propósito conmigo esto no habría pasado
—¿Por qué piensas que choque
contigo a propósito? —preguntó Jade avergonzada de que él la
hubiese descubierto.
Llegaron a la escuela y en el
aparcamiento se encontraban Niel y Donan esperando para recibirlos,
en su cara se reflejaba ansiedad y pudo ver que suspiraban aliviados
al verlos llegar. Inmediatamente Ashlian aparcó el auto ellos
abrieron la puerta de Jade y se miraron uno al otro al ver su brazo
ferulizado.
—¿Estás bien? —preguntó
Donan tocando con delicadeza su brazo lastimado.
—Sí —respondió Jade—,
pero su hermano me fracturó el radio.
—Pensé que te había roto un
brazo —dijo Donan en tono burlón ganándose así una mirada de
reprimenda de Niel—, lo siento, sé que no debo bromear con esto,
pero ahora sé que nuestro Ashlian se está alimentando bien, mira
que romperle un brazo a alguien solo por tratar de que no cayera.
—¿Estabas tratando de evitar
que cayera? —preguntó Jade sorprendida
—No —respondió Ashlian—,
solo trataba de evitar que siguieras tocándome.
—Yo no estaba tocándote.
—Vamos a buscar tus cosas —dijo
caminando hacia las puertas de la escuela—, te llevaré a tu casa.
—Pero aún no acaban las clases
—dijo ella mientras corría a alcanzarlo—, no puedo faltar a
clases, ya estoy atrasada una semana.
—Sí, puedes —dijo él sin
detenerse—, te lo aconsejó el doctor.
—No es cierto —repuso ella.
—Sí, es cierto —dijo
deteniéndose a mirarla como si se tratara de una niña haciendo
rabietas—, el doctor te ordenó descanso y yo te llevaré a casa,
¿de acuerdo?
—Ok —dijo ella sin poder
objetar, realmente no estaba de acuerdo pero no podía decir que no y
no entendía la razón.
Melissa fue la primera en salir a
recibirle cuando entró a la escuela.
—¿Estás bien? ¿Qué te
dijeron? —Empezó a bombardearla Melissa—. ¿Cuánto tiempo
tendrás eso?— dijo refiriéndose a la férula
—Solo tres semanas —dijo Jade
tratando de restarle importancia al asunto—, el doctor me dijo que
descansara el día de hoy así que Ashlian me llevara a casa, después
de todo es su culpa que me fracturara el brazo al chocar contra el
piso, si él no hubiese estado en mi camino, nunca me hubiese caído.
—¿Fue eso lo que pasó?
—preguntó Eliam incrédulo—, pensé que él te había sujetado y
que no habías caído.
—No —Se apresuró a agregar
ella—, él no llegó a sujetarme, la verdad es que trató de evitar
que yo cayera pero no pudo.
Jade notó que Eliam miraba a
Ashlian con escepticismo y que realmente no estaba creyendo su
versión de la historia, “Tal
vez vio todo al estar más cerca”, pensó.
Aun así decidió mantener la farsa, de cualquier forma era su
palabra contra la suya. Recogió sus cosas y siguió nuevamente a
Ashlian hasta el auto, esta vez Niel y Donan los acompañaban. Le
explicó cómo llegar a su casa y se acomodó en el asiento, ya se
sentía en ese auto tan a gusto como si fuera propio, ¿quién no se
sentiría así en semejante auto? Lo analgésicos le estaban dando
sueño, se dispuso a dormirse pero la voz de Ashlian la sobresaltó.
—¿Eres capaz de dormirte en un
auto con tres hombres desconocidos y donde uno de ellos te fracturó
un brazo? ¿Acaso eres estúpida?
—No soy estúpida —repuso
ella—, pero sé que no me rompiste el brazo a propósito y sé que
Niel y Donan son incapaces de hacerme daño.
—Veo que ya sabes que yo sí
soy capaz de hacerte daño —dijo Ashlian.
—Así es, aunque no adrede.
—Eso no lo sabes —dijo este
con ese matiz de seriedad que tanto la intrigaba—, esto pudo no
haber sido un accidente.
—Pudo no haberlo sido, pero lo
fue —repuso ella—. Ambos sabemos que fue un accidente.
Hubo un momento de silencio y
ella se dispuso a dormir nuevamente.
—¿Por qué mentiste sobre lo
que paso? —preguntó Ashlian sobresaltándola nuevamente.
—Tuve el presentimiento de que
si decía la verdad me fracturarías el otro brazo —dijo ella con
una sonrisa burlona y escuchó a Niel y Donan reírse a su espalda.
—Probablemente —dijo Ashlian
con una sonrisa sin mirarla y Jade casi se derrite al verla. “Que
hermoso es”, pensó.
—Veo que también puedes
bromear.
—¿Quién dice que bromeo?
—dijo él sin perder la sonrisa y por primera vez ella vio un
brillo diferente en sus ojos, uno que más que intrigarla la atraía,
su corazón se aceleró y sintió un cosquilleo en el estómago.
El semblante de Ashlian se puso
serio de repente y el ambiente de humor que se había entablado
desapareció. Hicieron el resto del camino en silencio y ella extrañó
escuchar su voz ronca tan hermosa, pero no encontró nada de qué
hablar.
Ashlian aparcó frente a la casa
de Jade, bajó del auto y le ayudó a salir del coche.
—Quédense aquí —dijo a sus
hermanos, tomó las cosas de Jade y la acompañó hasta su puerta—.
Mañana vendré a recogerte temprano —le dijo.
—¿Qué? —preguntó Jade sin
poder dar crédito a lo que estaba escuchando.
—Dije que vendré a buscarte
mañana temprano para llevarte a la escuela.
—No es necesario —se apresuró
a decir ella sintiéndose feliz y asustada a la vez por la idea—,
puedo irme por mi cuenta.
—Bien —dijo él—. Como
quieras.
Él se dio la vuelta con la
intención de irse, ella se dijo que esa era la oportunidad que
necesitaba para conquistarlo, pasar tiempo a solas con él.
—Espera —Se apresuró a
agregar Jade—. Estaré lista a las siete en punto.
—Bien —respondió él sin
detenerse.
Se alejó de la casa y se subió
al auto, inmediatamente se puso en marcha.
—¿Qué vas a hacer? —preguntó
Niel.
—No lo sé —respondió
Ashlian—, no creo que sospeche nada, pero tendré que vigilarla de
cerca.
—¿Cómo pudiste perder el
control y utilizar tanta fuerza? —preguntó Donan.
—No tengo idea —Fue la
respuesta de Ashlian—, solo sé que no era mi intención hacerle
daño.
—Intentabas evitar que se
cayera —Intervino Niel—. ¿no es así?
El silencio de Ashlian fue
respuesta más que suficiente para Niel.
—Si es así —Continuó Niel—,
es la primera vez que intentas hacer algo bueno por un humano.
Ashlian no supo que decir, él
tampoco entendía muy bien lo que le había pasado, su primera
intención había sido dejarla caer, se había dado cuenta de que
ella tenía intención de chocar contra él con solo escuchar sus
pasos decididos en su dirección, por lo que no lo sorprendió
sentirla chocar contra su cuerpo, lo que sí le había sorprendido
había sido el escalofrío que lo recorrió cuando ella tocó su
brazo y también le había sorprendido su reacción automática para
evitar su caída, lo había hecho sin pensar, tanto así que no había
medido su fuerza y había terminado fracturándole un brazo.
Estaba enojado consigo mismo por
su falta de cuidado, ese descuido podría haberlo expuesto ante los
demás y eso era algo que él no podía permitirse. Se habían
esforzado durante los tres años que tenían en Harlle en no hacer
nada que llamara la atención sobre ellos y no podía creer que fuera
precisamente él quien casi lo echara a perder todo. Apretó con más
fuerza el volante.
—Necesito sacarla de mi vida
—dijo este sin percatarse que había hablado en voz alta.
—¿Cómo harás eso? —preguntó
Niel en tono burlón.
—No debí decir eso —dijo
Ashlian—. Pero te seré sincero, pienso que esa chica ha llegado a
Harlle para trastornarme la vida.
—¿Realmente crees eso?
—preguntó Donan y sin esperar respuesta añadió—, porque yo he
visto su alma y creo que ella es la luz en tu camino de la que Shona
siempre habla.
Ashlian sacudió la cabeza
tratando de sacar de esta la frase que Shona, su ama de llaves,
siempre le decía. “Y en tu inmensa oscuridad una preciosa piedra
como el jade será tu luz”. La frase resonaba en su cabeza desde
que había conocido a Jade y aunque quería creer que era pura
coincidencia, algo en su interior le decía que había algo de
destino mezclado en toda la situación, pero él no veía eso como
algo prometedor sino más bien como algo que complicaría más su ya
complicada vida. Lo supo en cuanto su intento de que Niel la
mantuviera enojada con él para evitar que se sintiera atraída había
fracasado. “Esa mujer
solo me traerá problemas”,
pensó.
Jade se encontraba en su
habitación, no había sido fácil explicarle a Tom, su padre, el
cómo había sido el pequeño accidente, este insistía en hacer una
pregunta tras otra, pero ya por fin había logrado refugiarse en su
habitación, también había recibido las llamadas de los miembros
del consejo estudiantil, con excepción de Dariam, por supuesto,
quienes les explicaban que la escuela se haría cargo de pagar la
cuenta del hospital, ella había dicho que no había necesidad, de
cualquier forma fue Ashlian quien pagó y el chico conducía un
Porsche Panamera del año, era obvio que tenía dinero. La llamada
que más la había sorprendido había sido la de Eliam, este hasta le
había dado consejos para una rápida curación. Se sentía muy
complacida con sus compañeros por mostrar tanta preocupación por
ella.
Ya no sentía dolor en el brazo
debido a los medicamentos pero no podía dejar de observar su brazo
lastimado. Se preguntaba cómo había podido Ashlian fracturar su
brazo tan fácilmente. Aunque sabía que era tonto pensar en eso se
preguntaba si sería humano, tenía una belleza inhumana, una fuerza
inhumana y un carácter inhumano, que otra explicación había además
de que fuera inhumano. Desechó ese pensamiento y se concentró en
otra cosa que la atormentaba, su atracción por él.
Ya no podía negar que se sentía
atraída por él. A pesar de que solo lo conocía hace dos días y de
que él se había comportado de la peor manera posible, ella no podía
evitar que su corazón se volviese loco cada vez que lo tenía cerca
y eso no podía significar otra cosa más que atracción.
Lo que la atormentaba era que su
atracción por él podía poner trabas a sus planes ya que en su afán
por conquistarlo podría terminar enamorándose de él, “no”,
se dijo, “con esa
actitud solo hará que mi atracción por él se esfume”. Decidió
que el estar cerca de
él podía tener un efecto terapéutico y ayudarla a deshacerse de
esa tonta atracción.
Ahora debía concentrarse en su
plan y cuáles serían los siguientes pasos a seguir para hacerlo
caer rendido a sus pies. Ya tenía una excusa para estar cerca de él
y hasta había logrado sacarle más de dos palabras por lo que,
aunque no como ella lo planeó originalmente, su plan iba viento en
popa. Solo tenía que lidiar con un brazo fracturado y un hombre
grosero sin morir en el intento.
Tratar de arreglarse el pelo con
una sola mano era más difícil de lo que había pensado, la tarea de
ducharse y vestirse las había superado fácilmente, pero el peinarse
le estaba costando grandes esfuerzos, quería recogerse el pelo pues
este no se encontraba en las condiciones para estar suelto. Escuchó
la bocina del auto de Ashlian sonar y decidió que se conformaría
con su intento fallido de coleta. Tomó su mochila y se dirigió
escaleras abajo. Se había puesto unos pantalones ajustados de color
negro y una hermosa blusa blanca con un ligero escote que haría que
él no quitara su vista de ella, esperaba que eso fuera suficiente
para que dejara pasar por alto su mal tramada coleta. Salió de la
casa y se encaminó hacia el auto, él se bajó del coche al verla y
la alcanzó para tomar su bolso.
—Buenos días, Ashlian —Se
apresuró a decir ella con una sonrisa coqueta.
—¿En cuánto tiempo estarás
lista? —Fue lo que dijo este a modo de respuesta mientras la miraba
de arriba abajo, deteniéndose en su pelo.
—Ya estoy lista —contestó
ella enojada y avergonzada por su comentario.
—Bien —dijo él volviendo a
detener la mirada en su pelo—. Vámonos —dijo y se encaminó
hacia el auto.
Ella lo vio alejarse y se deshizo
la coleta con rabia mientras lo seguía al auto, sacudió un poco la
cabeza para tratar de acomodarse el pelo y para su sorpresa descubrió
que Ashlian la miraba y que en sus ojos aparecía un brillo de
apreciación, este solo duró un segundo haciéndola preguntarse si
no había sido producto de su imaginación.
—¿Subes o no? —dijo este con
impaciencia mientras sostenía la puerta del auto para ella.
Ella subió al auto sin decirle
nada y se preguntó nuevamente como una persona tan hermosa podía
ser tan grosera.
—Sería injusto si tuvieras
ambas cosas —Se escuchó decir.
Él la miró interrogativamente
mientras se ajustaba el cinturón de seguridad y ponía el auto en
marcha.
—Me refiero a belleza y modales
—Continuó ella al ver que él no preguntaba—. Digo que sería
muy injusto que además de ser tan apuesto fueras lo suficientemente
educado como para ser el ideal de todas las chicas —Él no dijo
nada por lo que ella continuó—. Si sigues así no conseguirás una
pareja duradera… bueno, puede ser que eso no te interese y solo
busques relaciones pasajeras… ¡oh! —exclamó ella como si
acabara de darse cuenta de algo—, no estarás saliendo con alguien,
¿verdad?, digo… es que podría malinterpretar nuestra situación
actual.
Silencio fue todo lo que obtuvo
como respuesta. Jade ya estaba empezando a sentirse frustrada, sus
intentos de hacer conversación y sacarle información estaban
fallando, decidió tomarse un descanso y buscar un tema de
conversación al que él no pudiera resistirse. Giró la cabeza y
miró por la ventana, vio a una mujer de pie junto a su auto que
hacía señas con la mano como pidiendo auxilio.
—Detente —dijo Jade—.
Detente —repitió al ver que él no le hacía caso—, esa mujer
parece necesitar ayuda con su auto —Continuó ella—. Vamos a
ayudarla.
Ashlian continuó alejándose de
la mujer dejando claro que no tenía intención de detenerse.
—¿No vamos a ayudarla?
—Insistió Jade—. Que mala persona eres, eres el ser humano más
inhumano que conozco.
—Nunca dije que fuera humano
—dijo Ashlian con ese brillo en los ojos que tanto la intrigaba,
ese brillo que hacía que sus ojos parecieran más oscuros, como un
negro intenso.
Ella no supo que decirle, sabía
que él estaba bromeando, pero el brillo en su mirada y la seriedad
con la que hablaba hacía que sintiera que hablaba en serio.
—Eres un tonto malvado —dijo
ella por fin—, mira que no detenerte a ayudar a una dama en apuros.
Él volvió a quedarse en
silencio y así hicieron el resto del camino hasta la escuela. Harlle
no era una ciudad muy grande por lo que todo quedaba relativamente
cerca, así que el viaje de su casa a la escuela solo tomaba unos
veinte minutos.
Al aparcar en la escuela Jade
esperó a que él se desmontara y abriera su puerta, él tomó las
cosas de Jade y la ayudó a desmontarse del auto.
—Ya veo que lo que te mueve a
ser tan amable conmigo es la culpa —dijo ella y vio aparecer en el
rostro de Ashlian una expresión de infinita sorpresa—. ¿Qué te
pasa? ¿No te habías dado cuenta de que te sientes culpable?
—No me había dado cuenta de
que era capaz de sentir culpa —dijo él como si hablara consigo
mismo.
—Muy gracioso, chico pared
—dijo Jade tomando su comentario como una broma—.Vamos a clase
—agregó ella y se dirigió hasta las puertas de la escuela.
Se sentía en las nubes, su
corazón le martillaba en el pecho como pájaro carpintero y sentía
mariposas en el estómago, así se había sentido desde que se
encontró con él, pero no le importaba porque sabía que sería algo
pasajero, era algo puramente físico, lo cual era de entender con un
hombre tan físicamente perfecto. Caminaban uno junto al otro en el
aparcamiento y ella sentía como si fueran una pareja lo cual la hizo
sentir feliz e incomoda a la vez.
Vio que Niel y Donan los
esperaban junto a un jeep Mercedes Benz del año y ella confirmó sus
sospechas de que esos chicos nadaban en oro.
—¿Qué son ustedes?
¿Narcotraficantes? —preguntó Jade sin poder contenerse justo
cuando alcanzaban a los otros hermanos.
Niel y Donan se echaron a reír.
—Nuestro padre es un magnate
petrolero en oriente medio —dijo Donan entre risas.
—¿En serio? —preguntó ella
anonadada.
—Sí —respondió Niel—,
pero todos creen que somos hijos de un mafioso o narcotraficante.
—No es de extrañar —agregó
Jade confirmando sus sospechas de que la vida no era justa—, ¿y su
madre?
—Murió durante nuestro
nacimiento —Se apresuró a decir Niel
—Lo siento mucho —dijo ella
con verdadero pesar—, la mía murió hace poco y sé lo duro que es
perder a tu madre, aunque creo que nuestras situaciones no son tan
similares.
—Lamento lo de tu madre
—intervino Donan.
—Perdonen mi falta de
delicadeza —agregó Jade—, pero dijiste que murió durante su
nacimiento… ¿el nacimiento de cuál exactamente?
—Los tres —dijo Donan con una
sonrisa—, somos trillizos… te sorprende, ¿verdad?
—¡Claro que me sorprende!
—exclamó ella—, no se parecen en nada —Y mirando a Ashlian
agregó—. Ustedes son buenos.
—Siempre hay una oveja negra
—agregó Donan siguiendo su mirada.
Continuaron su camino hacia la
escuela y Jade notó que otra vez volvía a ser el centro de
atención. Supo que se debía a que estaba siendo escoltada por los
hombres más bellos sobre la faz de la tierra, quienes además de ser
extremadamente apuestos eran también asquerosamente ricos. Pudo ver
las miradas de envidia de todas las chicas y debía admitir que se
sintió bien.
Ashlian la vio caminar hacia las
puertas de la escuela. Aún no se recuperaba de su sorpresa, él se
sentía culpable, nunca antes en su larga vida se había sentido
culpable por nada de lo que había hecho, había acabado con muchas
vidas sin titubear y nunca había sentido nada parecido a la culpa,
sin embargo fracturaba accidentalmente el brazo de esta chica y se
sentía obligado a ayudarla.
Debía alejarse de ella, eso
estaba claro. Inmediatamente se recuperara se alejaría de ella.
Todavía no entendía por qué debía esperar a que ella estuviera
mejor, pero ya que por primera vez en su vida sentía algo parecido a
la culpa él haría lo que tuviera que hacer para deshacerse de ese
molesto sentimiento, y si eso era ayudarla… pues lo haría.
Recordó el momento en que ella
chilló de dolor por la fractura de su brazo y se le encogió el
corazón, él por lo general no se metía con el sexo femenino, las
consideraba más peligrosas que él mismo, pero nunca había dudado
de hacer daño a una mujer si eso era lo que necesitaba para alcanzar
su objetivo. Era por esa razón que no entendía como el lastimar a
esa mujer lo estaba torturando de esa manera.
Llegaron al salón de clases y
vio que se acercaban a ellos Melissa y Eliam, sabía muy bien que
Eliam no se había creído la historia de Jade, además este lo había
visto todo, por lo que sabía que ante él no debía fingir. Vio que
él lo miraba con desconfianza y tuvo el impulso de enseñarle los
dientes, pero se contuvo pues sabía que eso sería inapropiado.
—¿Cómo estás hoy? —preguntó
Eliam a Jade.
—Bien —contestó Jade—,
gracias por preocuparse por mí, chicos.
—No tienes nada que agradecer
—dijo Melissa—, eres nuestra compañera, claro que nos
preocuparemos por ti.
—Estuve pensando en ayudarte
con tus tareas —dijo Eliam sorprendiéndolo—. Como ahora no
podrás escribir.
—No tienes que preocuparte por
eso —dijo ella sonriendo agradecida—. Ashlian ya se ofreció a
ayudarme.
—¿En serio? —preguntó Eliam
sin poder ocultar su sorpresa.
—Así es —respondió ella—,
pero agradezco que te ofrecieras, eres muy generoso.
—No es nada —dijo Eliam y se
alejó.
Jade se dirigió hasta su asiento
luego de conversar un rato más con Melissa. Ashlian le dedicó una
mirada de reojo en cuanto ésta se sentó. Se preguntó por qué
Eliam estaría interesado en ayudar a esa mujer, ¿estaría
interesado en ella o simplemente no confiaría en él? “No
me interesa”, se
dijo Ashlian, de cualquier forma él solo estaba con esa chica por el
extraño sentimiento de culpa que había nacido en él.
“¿Qué te pasa?”, escuchó
el susurro de la voz de Niel.
“Nada”, susurró en
respuesta.
Él y sus hermanos podían hablar
en susurros que eran imperceptibles para el oído humano, le
fascinaba el usar sus habilidades superiores a la de los simples
humanos, le mantenía en conexión con lo que realmente era.
“Algo te pasa”, insistió
Niel “estás más distante que de costumbre”
“Creo que me siento culpable de
haberle fracturado el brazo a esta mujer”
“¿Tu? ¿Culpable?”,
intervino Donan. “Tú nunca has sentido culpa, Ashlian. ¿Por qué
empezar ahora?”
“No lo sé”, fue todo lo que
Ashlian pudo decir, “hablaremos de esto más tarde”
“De acuerdo”, convino Niel,
dando por terminada la conversación
Jade notó que Ashlian se
encontraba más pensativo que de costumbre y se preguntó si se debía
a sus comentarios de que él era una mala persona.
—¿Qué te pasa? —le preguntó
en cuanto acabó la clase
Y como era de esperarse todo lo
que obtuvo como respuesta fue silencio.
—Está bien si no quieres
decirme —Continuó ella—, la verdad es que no me interesa.
Aun con esto él no pareció
inmutarse y siguió sin contestar. Jade no quería volver a preguntar
pues ya había dicho que no le interesaba, pero lo cierto era que
moría de curiosidad. “¿Qué
será lo que lo tiene tan pensativo? ¿Tendrá que ver conmigo?
¿Estará funcionando mi plan?”, se
preguntaba.
El resto de las clases pasó y
llegó la hora del almuerzo.
—Necesitaré ayuda con el
almuerzo —Se apresuró a decir Jade en cuanto vio a Ashlian ponerse
en pie con intención de retirarse del salón.
La verdad era que él se había
portado muy bien tomando notas para ella, debía admitir que en los
días que llevaba en la preparatoria Harlle era la primera vez que lo
veía tomar notas, por esa razón había desechado la idea de pedirle
sus apuntes como parte del plan de estar cerca de él. Se sentía
conmovida de que tan grosero chico estuviera poniendo tanto esfuerzo
en ayudarla. Decidió aprovechar el almuerzo para acercarse más a
él.
—No me interesa —dijo Ashlian
y se encaminó hacia la puerta
—Estoy así por tu culpa —dijo
ella señalando su brazo ferulizado—, lo mínimo que puedes hacer
es ayudarme.
Ashlian la miró con cara de
pocos amigos y luego dejó escapar un suspiro de resignación.
—Vamos —dijo este y continúo
hacia la puerta.
Jade notó que las personas que
quedaban en el salón de clases la miraban sorprendidos. No debían
estar acostumbrados a ver a Ashlian haciendo favores. Siguió a
Ashlian hasta el comedor y lo vio tomar un plato para ella y otro
para él, luego lo siguió hasta una mesa que se encontraba junto a
la de Niel y Donan.
—¿Por qué en lugar de
sentarte con ellos te sientas junto a ellos? —preguntó Jade
mientras tomaba asiento frente a Ashlian—. Digo, si el objetivo es
estar solo, no entiendo por qué buscas una mesa cerca de ellos.
—Come —Fue todo lo que este
dijo empujando un plato hacia ella.
—Necesitaré que me ayudes
—dijo ella levantando su brazo herido—, soy diestra.
—Buena suerte con tu mano
izquierda —dijo él mientras empezaba a devorar su comida.
—¿Solo comes carne? —preguntó
ella reparando en su plato repleto de carne mientras intentaba llevar
a su boca su propia comida.
No contestó y siguió comiendo a
una velocidad inhumana.
—¿Estás masticando tu comida
siquiera? —dijo Jade sorprendida por la velocidad con que vaciaba
su plato—. Tú ya estás terminando y yo apenas me he llevado la
mitad de una cucharada a la boca —dijo ella mientras intentaba
torpemente llevarse otra cucharada a la boca—. Ayúdame, por favor
—pidió ella al fin con voz de derrota.
Él le arrebató la cuchara de la
mano y empezó a llevarle cucharadas a la boca sin detenerse
—Espera —dijo ella con la
boca repleta de comida—, detente —Continuó al ver que él se
disponía a darle otra cucharada—. No ves que no he tragado —dijo
ella y levantó la vista.
Lo que vio la sobresaltó,
Ashlian tenía los ojos completamente negros hasta las escleras,
justo como en su sueño.
—¿Qué les pasa a tus ojos?
—preguntó ella asustada
Justo en ese instante él forzó
una cucharada dentro de su boca haciéndola toser cuando chocó la
cuchara con su úvula. Cuando volvió a levantar la mirada notó que
ya no había rastro del color negro en las escleras de Ashlian y que
sus ojos volvían a ser del gris hermoso de siempre.
—¿Le pasa algo a mis ojos? —
preguntó él inocentemente.
—Nada —respondió ella
mientras se preguntaba si habría sido producto de su imaginación.
Ashlian no podía creer su
descuido, no podía creer que estuviera perdiendo el control de esa
manera.
“¿Estás bien?”, escuchó le
susurraba Niel.
“Sí”, respondió este.
“¿Qué te pasó?”, preguntó
Donan.
“No lo sé”, fue todo lo que
Ashlian pudo decir.
“¿Cómo es posible que hayas
perdido el control?”, insistió Niel.
“No lo sé”, repitió
Ashlian, “pero necesito salir de aquí”
“Yo te ayudaré”, agregó
Niel.
En ese instante empezó a timbrar
su teléfono celular, vio que se trataba de Niel.
—Hola —Se apresuró a
contestar Ashlian—. Dame un momento, casi no puedo escucharte —dijo
al teléfono—. Tengo que contestar —dijo dirigiéndose a Jade, se
puso en pie y salió del comedor
Ashlian vio que sus hermanos
también se levantaban y lo seguían, se adentró en el bosque detrás
de la escuela y esperó a sus hermanos
—¿Estás bien? —dijo una voz
femenina proveniente de entre los arboles
—No deberías seguirme —dijo
Ashlian y observó a la hermosa chica rubia acercarse hasta él—.
¿Por qué no está Luna contigo, Sol? ¿No te da miedo verme a
solas? —Continuó amenazadoramente.
—No harás nada que lastime a
Donan —dijo Sol con seguridad—, además estamos a plena luz del
día, tengo algo de confianza en mis habilidades.
—¿Por eso no te acompaño
Luna? —dijo Ashlian con una sonrisa burlona—. ¿Se sentía
vulnerable?
En ese momento llegaron hasta él
sus hermanos.
—¿Qué haces aquí, Sol?
—preguntó Donan.
—Necesito saber que quiere
Ashlian con Jade —respondió Sol.
—¿Te enviaron a preguntar?
—intervino Ashlian.
—No —dijo Sol—. Esa chica
me agrada y he decidido que será mi amiga. Luna también lo ha
decidido por lo que no te aconsejo hacerle daño a Jade.
—Dos contra uno no me asusta
—repuso Ashlian.
—Seríamos cuatro contra uno si
decides hacer algo —dijo ésta dirigiendo una mirada significativa
a Donan y a Niel.
—Vete, Sol —Intervino Donan—.
Necesitamos hablar con nuestro hermano.
—De acuerdo — dijo Sol y
desapareció entre los árboles.
Ashlian la vio desaparecer y se
pasó una mano por el pelo mientras soltaba un suspiro de
exasperación.
—¿Qué es lo que te pasa? —Se
apresuró a preguntar Niel—. Estás actuando muy extraño.
—No sé qué me pasa —dijo
Ashlian mientras caminaba de un lado a otro—. Esa mujer me está
sacando de mis casillas. Por alguna extraña razón pierdo el control
cuando estoy con ella.
—¿Quieres hacerle daño?
—preguntó Niel como si temiera la respuesta.
—Yo creo que no exactamente
—Intervino Donan.
—¿De qué hablas? —preguntó
Ashlian.
—Creo que la deseas… como
mujer —dijo Donan.
Ashlian no podía creer lo que
estaba escuchando, debía admitir que cuando le dio el primer bocado
de comida sintió algo parecido al deseo pero decidió desechar ese
pensamiento. ¿Qué haría si resultara ser cierto? No había estado
con una mujer en siglos, no porque no pudiera sino porque no le
interesaba, por lo tanto la idea de estar sucumbiendo a sus deseos
carnales hasta el punto de perder el control sobre sus habilidades
solo por esta problemática chica no le agradaba en lo absoluto.
—Nunca he perdido el control de
mis poderes por nada, no creo que el simple deseo de acostarme con
esa chica sea suficiente para hacerme perder el control.
—Solo hay una manera de
averiguarlo —dijo Donan—. Debes sucumbir ante el deseo.
—Estoy de acuerdo con Donan
—Intervino Niel—. ¿Por qué no pruebas si es deseo lo que
sientes? De cualquier forma los tres sabemos que ella no es
indiferente a ti, su corazón se vuelve loco cada vez que te acercas,
por lo tanto no te costará nada intentar.
Aunque odiaba admitirlo sus
hermanos tenían razón, humano o no tenía las mismas necesidades
por lo que la abstinencia podía estar teniendo efectos en él y
quizás ya era hora de llenar unas necesidades que habían sido
olvidadas por mucho tiempo.
Jade esperaba a Ashlian junto a
su auto en el aparcamiento. Él no había vuelto a clases luego del
almuerzo y debía admitir que estaba algo preocupada. Niel y Donan se
habían turnado para tomar notas por ella, pero ninguno había dicho
dónde estaba Ashlian, solo habían dicho que había tenido un asunto
que atender. Ella lo vio acercarse por el estacionamiento en
dirección a ella, abrió la puerta del auto y sin decir nada la
ayudó a subir. Como siempre que estaba con él, su corazón se
volvió loco dentro de su pecho y sintió un cosquilleo en el
estómago.
Él subió al auto y lo puso en
marcha.
—¿A dónde fuiste? —Se
aventuró a preguntar ella.
—No te importa —Fue lo que
obtuvo como respuesta.
Hicieron el resto del camino en
silencio. Al llegar a casa de Jade él se desmontó y la ayudó a
bajarse del auto.
—Necesitas ayuda para ponerte
al día con las clases, ¿cierto? —preguntó Ashlian
sorprendiéndola.
—Así es —respondió ella con
recelo—. ¿Me ayudarás?
—Sí —respondió él
sencillamente.
Ella abrió la puerta de la casa
y él la siguió dentro. No podía creer lo que estaba sucediendo, al
parecer su plan había dado frutos antes de lo esperado. Le indicó
ponerse cómodo en el sofá del salón y se aseguró de que su padre
no estuviera en casa.
Estaba saliendo de la cocina
cuando chocó contra él de frente, tuvo que sostenerse de su pecho
para no caerse y le fascinó sentir su torso fuerte bajo su mano,
sintió un calor intenso emanar del cuerpo de él y se sintió
extrañamente cómoda.
—No deberías dejar entrar a
cualquiera a tu casa cuando estás sola —dijo Ashlian con su
hermosa voz ronca—. Es peligroso.
—¿Acaso eres tú peligroso?
—preguntó ella coqueta.
—Ya te he dicho que sí —dijo
él retirando la mano de ella de su pecho con delicadeza—, tu brazo
es la prueba —agregó haciendo un gesto con la cabeza hacia su
brazo lastimado.
—Confío en ti —dijo ella y
se dio cuenta de que era cierto, ella confiaba en él, no le tenía
miedo.
—No deberías —dijo
atrayéndola hacia él y poniendo una mano bajo su nuca.
Jade no podía creer lo que
estaba pasando, él se estaba inclinando hacia ella, ¡iba a besarla!
Se sintió desfallecer cuando los labios de Ashlian rozaron los
suyos, sintió que un calor intenso corría por sus venas y llenaba
todo su cuerpo, volvió a pensar que él no podía ser humano pues
esa forma de besar era de otro mundo. Sintió que él se alejaba de
ella y casi grita de frustración, abrió los ojos y levantó la
mirada para encontrarse con los ojos totalmente negros de él. A
diferencia de en su sueño, no sintió miedo al verlo, solo sintió
curiosidad, levantó su mano sana hasta el rostro de él y le
acarició.
—¿Qué eres? —preguntó ella
en un susurro.
Él se alejó de ella
rápidamente, se giró y salió de la casa sin decir nada. Ella
escuchó el auto alejarse rápidamente de la casa y se dejó caer al
suelo, las rodillas ya no la sostenían, no entendía que había
pasado, su plan había funcionado más rápido de lo esperado, pero
en lugar de satisfacción, ella sentía confusión. El plan era
hacerlo rogar por ella y luego rechazarlo, pero ¿cómo podría
rechazarlo cuando se había quedado deseando más? Otra cosa que la
estaba atormentando eran sus ojos, ahora estaba segura de que no
había sido su imaginación. Sus ojos se habían vuelto completamente
negros.
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