Se encaminó hacia el salón mientras repasaba las razones no humillantes que justificaban su regreso.
Tan pronto atravesó el umbral de
la puerta del salón se vio envuelta en los brazos de Luna.
-
¡Por
fin! – exclamó Luna – ya me preguntaba cuanto más soportarías.
-
Debía
volver – dijo con indiferencia – se supone que tengo una misión y la he
descuidado.
-
Hablas
de como demostrar que se puede confiar en Fenrir, ¿no? – intervino Dariam sin
despegar la mirada de su mano de cartas.
-
Exacto
– aceptó ella.
-
¿Cómo
te fue en tu examen? – preguntó Niel con una sonrisa amable.
-
Muy
bien – dijo agradeciendo el cambio de tema.
-
No
esperábamos menos – dijo Donan con sinceridad.
-
Felicidades
– dijo Sol.
-
Gracias.
-
¿No
deberían esperar a saber los resultados antes de felicitarla?
Sintió que un escalofrió le recorría
la espalda al escuchar la voz de Ashlian, “tranquila”
se dijo, no debía olvidar que trataba de aferrarse a su último rastro de
orgullo. Se giró hacia él con calculada calma y le dedicó una sonrisa forzada.
-
Estoy
segura de que tendrán que felicitarme cuando salga el resultado en unos días, así
que no importa si empiezan ahora.
Solo entonces se permitió verle
realmente y se arrepintió al instante, ¿por qué tenía que ser tan sexy ese
hombre?
-
No
estoy aquí porque te extrañé ni nada parecido – dijo sin poder evitarlo.
-
No
he dicho nada al respecto – dijo con una leve sonrisa burlona – aunque he de
admitir que te felicito, pensé que regresarías arrastrándote al día siguiente.
-
Yo
creía que tú irías a rogarme que volviera al pasar una semana – replicó ella.
-
Te
gusta creer en imposibles – dijo serenamente.
-
Y
a ti te gusta subestimarme.
-
Tardaste
más de lo esperado pero al final volviste – señaló.
-
No
tenía opción.
-
Claro
que tenías, podías olvidarte de eso que llamas tu misión.
-
No
podía ni puedo hacerlo.
-
¿Quién
dice que no puedes?
-
Bien,
no quiero hacerlo – se encogió de hombros – aunque estoy molesta contigo haré
todo lo que pueda para asegurar tu bienestar.
Ashlian dejó escapar un suspiro
de frustración pero guardó silencio, él le sostuvo la mirada por unos segundos más
antes de dirigir la mirada hacia el libro que tenía en mano, al parecer lo había
dejado sin nada que decir.
-
Muy
bien, ahora que he dejado clara la razón de mi regreso – sonrió y fue hasta el sofá
en que estaba Ashlian, se dejó caer a su lado y se apoyó en su cuerpo – también
te extrañé un poco.
Él dirigió la mirada hacia ella y
por un segundo le pareció que sonreía.
-
¿No
acabas de decir que no estás aquí porque me extrañaras?
-
Dije
que no regresé por eso pero no dije que no lo hiciera – sonrió – Además uno de
los dos debe admitirlo y es evidente que tu no lo harás.
-
¿Estás
insinuando que te extrañé? – dijo dirigiendo la mirada a su libro nuevamente.
-
Estoy
segura de eso – dijo con confianza – si no, ¿por qué aun no me has dicho que me
aleje de ti o te deje en paz?
-
Porque
cuando lo hago o no me haces caso o sales con amenazas estúpidas que hacen que
esos cuatro no dejen de fastidiarme.
Ella lanzó una mirada al grupo
que les observaba divertidos.
-
Inventa
tantas excusas como quieras – le dio un beso en la mejilla y se puso en pie –
de todas formas yo seguiré creyendo que me extrañaste.
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Haidelis Montero
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