Por primera vez no estaba disfrutando de algo que Jade hubiese preparado para él, ni siquiera estaba saboreando lo que llevaba a su boca, simplemente daba bocados sin prestar atención mientras mantenía la mirada fija en Jade.
Sabía que
había cometido un gran error al dejarse llevar, aunque realmente se sentía más
arrepentido de haber recuperado la cordura. Al tener a Jade semidesnuda frente
a él, sin estar objetando en lo más mínimo y con un deseo similar al suyo en la
mirada, había entendido que, de no haber escuchado a Shona atravesar la
propiedad en dirección a su casa, no solo se hubiese acostado con ella, sino
que también le hubiese dicho que la amaba y que jamás permitiría que cualquier
otro ser, humano o no, la tocara como él lo hacía.
Pero en
ese momento lo que realmente ocupaba su mente era la reacción de Jade,
consideraba que dada su condición de humana inexperta para ella lo que acababa
de pasar debía de significar algo más que las ocasiones anteriores, creía, y
debía admitir que una parte de él esperaba, que era la primera vez que un
hombre casi la desnudaba, así que imaginaba que el hecho de haberse detenido
sin ninguna explicación debía de estar afectándola, pero ella, contrario a lo que esperaba, estaba
actuando con relativa naturalidad, de no haber sido por el leve temblor en sus
labios, la mirada brillosa que delataba las lágrimas que trataba de contener y
la rigidez de sus hombros, realmente habría creído que no estaba en lo absoluto
afectada.
Había
tratado de decir algo pero ella no se lo había permitido, pasada esa
oportunidad realmente no había sabido cómo crear otra oportunidad para explicarse y, en ese momento, mientras la veía jugar
con la comida en su plato, se preguntaba si no sería mejor el no dar una
explicación, ¿no resultaba más sencillo lidiar con el deseo si ella estaba
molesta con él? De esa manera ella no buscaría acercarse, aunque probablemente
el enojo le duraría poco y casi podría asegurar que para él día siguiente
estaría a su lado como si nada hubiese pasado
realmente, las posibilidades de que se lo pensara dos veces antes de consentir tan fácilmente que él se acercara a ella eran mayores.
realmente, las posibilidades de que se lo pensara dos veces antes de consentir tan fácilmente que él se acercara a ella eran mayores.
Escuchó el
auto de Donan acercarse a la casa y entendió que la oportunidad para explicarse
realmente había pasado.
-
Ashlian – dijo
Jade levantando la mirada de su plato.
Él se giró
hacia ella mientras se preguntaba por qué ella había tenido que esperar hasta
ese momento para hablar, sabía que era imposible que ella estuviese bien sin
una explicación, pero ¿por qué había tenido que esperar hasta entonces para
atreverse a preguntar?
-
¿Qué relación
tenemos? – preguntó mirándolo con seriedad.
Guardó
silencio, a decir verdad no sabía que decirle, quería decir que no tenían
ningún tipo de relación realmente, pero aquello era una mentira, habían
empezado definiendo su relación como una especie de amistad, pero en ese
momento esa definición no parecía adecuada en lo absoluto.
-
No sabes que
decir, ¿verdad? – continuó con irritación, la tensión en su cuerpo evidenciaba
que la ira se estaba apoderando de su buen juicio.
-
Jade creo que
estás enojada y ambos sabemos que tu cerebro no trabaja bien en esa condición, así que mejor dejemos
esta conversación para otro momento.
Podía
escuchar a los demás acercándose a la puerta, para ese momento sus hermanos
debían de ser capaces de escuchar su conversación con total claridad.
-
¡No! – exclamó –
Hablaremos ahora porque es en este preciso instante que siento que explotaré si
no pregunto – se puso en pie – Dime, ¿qué relación es esta en la que solo tú
tienes derecho a hacer lo que te venga en gana? ¿Qué solo tú puedes decidir qué está permitido y qué no? En la que tú te
acercas cuando quieres y así mismo te alejas sin siquiera pensar en cómo voy a
sentirme. Dime, ¿qué relación tenemos?
Sabía que sonreír en ese momento no
era una opción, pero en verdad ella se veía tan atractiva cuando estaba enojada
que todo lo que podía pensar era en estrecharla entre su brazos, aunque eso
tampoco era una opción.
-
Jade… - empezó a
decir con calma.
-
Olvídalo – le
interrumpió – nada de lo que digas será lo que quiero escuchar, así que solo
olvídalo.
La vio
tomar su plato en sus manos, este estaba prácticamente
intacto. Se giró, dándole la espalda, su
cuerpo temblaba levemente por el enojo.
Se preguntó una vez más si no debería decir algo, aunque sabía que la
oportunidad había pasado, los demás ya se
dirigían hacia ellos, estarían allí en cualquier segundo y ya era suficiente
con que estuvieran especulando el por qué peleaban en esa ocasión, no quería darles más de qué hablar.
-
Me deseas pero no
lo suficiente como para olvidar tus reservas y acostarte conmigo, – dijo mientras empezaba a alejarse
– te resulto molesta pero aun así no
puedes evitar quererme a tu lado. – resopló con
frustración – Me haces… y después… arg – su irritación era evidente – En estos
momentos realmente quiero golpearte – a
sus
palabras siguió un crujido y ella se detuvo bruscamente.
Vio a Jade bajar la
mirada lentamente hacia sus manos, hacia los trozos de cristal en los que se había
convertido el plato. Ella dejó que los restos de vajilla se deslizaran hacia el
suelo y el sonido de estos al romperse, aún más, inundó la habitación. Un ligero sonido proveniente del umbral de la puerta le hizo apartar
la mirada de Jade, allí pudo ver al grupo de espectadores que
observaban la escena con
curiosidad.
-
Se rompió – murmuró Jade llamando su atención nuevamente, mantenía la mirada fija en el piso, él entonces percibió un leve
olor a sangre.
-
Te lastimaste, Jade – dijo
caminando hacia ella.
Ella dio un paso atrás rápidamente y él se detuvo al instante. ¿Ella
realmente se había alejado de él? Estaba seguro de que era la primera vez que lo hacía, ni
siquiera en las ocasiones en las que lo más sensato hubiese sido dar un paso atrás,
lo había hecho, pero en ese momento…
-
Me voy a casa – dijo sin
mirarle.
Se giró hacia la salida y solo entonces pareció
reparar en el grupo que los observaba.
-
¿Estás bien? – preguntó Luna con cautela.
-
Sí, es solo un rasguño – respondió
Jade, observando su pequeña herida.
-
No me refiero a…
-
Es solo un rasguño – repitió
- ¿Podrían llevarme a casa, chicas?
-
¿Qué pasa? – intervino Niel.
-
Solo quiero irme – se encogió de hombros – me disculpo por la vajilla
rota.
-
No te preocupes –
dijo Donan – ahora dime, ¿es esta otra de esas ocasiones en
la que te planteas desaparecer de su vida?
Ella tomó
una gran bocanada de aire y deslizó la mirada hacia él por un breve instante.
-
No – dijo con un
suspiro.
Si Ashlian no estuviese
aun anonadado por el hecho de que ella se hubiese alejado de él, podría haber sonreído por lo
contradictoria que resultaba esa mujer.
-
Chicas, solo debo
buscar mi camisa y nos vamos – dijo abandonando la habitación.
Las
gemelas le lanzaron una mirada de advertencia antes de seguirla y el resto lo observó en espera de algún tipo
de explicación.
-
¿Qué hiciste esta
vez? – preguntó Donan – Creo que en esta
ocasión realmente está molesta – lanzó una mirada a los restos de plato y
comida que yacían en el suelo – Parece que no era broma lo de querer golpearte.
Se abstuvo
de decirle que la razón que la tenía
molesta era precisamente que no le había hecho nada, o más bien que había dejado de hacerle algo, en fin, fuera
como fuera, ella realmente estaba molesta, y una parte de él intuía que más que
enojada estaba dolida. Su Jade se ponía a gritar y decir sin sentidos cuando
estaba furiosa, pero era cuando hería sus sentimientos que tomaba esa actitud
de ira relativamente silenciosa. Un momento, ¿por qué se estaba refiriendo
nuevamente a ella como suya? ¿Cuántas veces tenía que repetirse que aunque la quería
para él no podía permitirse tenerla? ¿No era precisamente eso lo que los había
llevado a esa situación?
Dejó escapar un suspiro, ¿realmente
era él quien estaba pensando todas esas cosas? ¿Cómo había hecho esa mujer para
trastornar su vida de esa manera? ¿Cómo podía estar inconforme con lo que
pasaba entre ellos si prácticamente todo se daba como ella quería? Lo único que
evitaba que ella tuviese todo lo que quería sin ningún tipo de límite era que él
aún guardaba algo de sensatez.
Empezó a
alejarse pero se detuvo de pronto.
-
¿Quién es que ha estado
haciendo lo que le viene en gana todo el tiempo?
– preguntó.
Sus
hermanos lo miraron confundidos por un instante, pero luego sonrieron con
entendimiento.
-
Creo que ella –
dijo Niel con una sonrisa tras sopesarlo un momento.
-
Definitivamente ella – corroboró Donan.
Reanudó la marcha. Tal como pensaba, esa mujer había hecho lo que quería desde que la conociera,
prácticamente había controlado toda su relación, fuera lo que fuera esta, de
hecho si había una era porque ella así lo había querido, y aun así se atrevía a
decir que era él quien iba por ahí haciendo lo que quería. Si eso fuese cierto
hace mucho tiempo que se hubiese acostado con ella, ¿acaso no podía ella
entender que todo lo que él hacía era lo más sensato y lo más conveniente para
ambos?, aunque para ella en principal, ¿no podía entender que más que nada la
estaba cuidando a ella?
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Haidelis Montero
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